Vista, olfato, oído, tacto y gusto intervienen cuando comemos. Obviamente, el gusto y el olfato son muy importantes, pero la vista parece ser el sentido más decisivo a la hora de comer. Y es que comemos por la vista. Estamos más predispuestos a elegir un plato con buen aspecto, buen color y buena presentación, que otro menos vistoso.
La apariencia de los alimentos condiciona nuestra dieta.
La apariencia de los alimentos, incluyendo características como la forma, el color, el tamaño de la porción y la variedad en la presentación de los alimentos, repercute significativamente en la ingesta.
Variedad: Disponer de variedad de alimentos nos invita a comer más cantidad. En un entorno natural, comer distintos alimentos significaba una mayor oportunidad de ingerir nutrientes distintos y por tanto tener mayor supervivencia. De hecho, somos capaces de comer mucho más en un restaurante tipo bufé que cuando sólo tenemos un plato delante.
Tamaño: Ver muchas unidades de un alimento disminuye la ingesta. Cuando segmentamos galletas o barritas de chocolate en trozos pequeños comemos menos.
Textura: La firmeza, la suavidad, la cremosidad, el grosor y el crujiente de los alimentos son cualidades que afectan a la ingesta y a la velocidad de consumo. Los alimentos y las bebidas más viscosas y de consistencia más dura se consumen de forma más lenta que los que presentan una textura más suave. Asimismo, el consumo de alimentos ‘duros’ supone una mayor ingesta energética en comparación con los alimentos ‘blandos’.
Color: La ingesta de alimentos en platos de distintos colores y estampados también puede afectar la ingesta. Es importante poder calcular visualmente la cantidad; si no lo hacemos, acabamos comiendo más cantidad sin darnos cuenta. Cuando el color del plato coincide con el color de la comida (pasta boloñesa en un plato rojo, o, coliflor, puré de patata y huevo duro en un plato blanco), la ingesta es mayor porque es más difícil de distinguir visualmente la cantidad.
En definitiva, la vista, siendo uno de los primeros sentidos que usamos para percibir la comida, nos conduce a través del fascinante mundo de las formas y colores de los alimentos. Y como no, es la responsable de identificar cada plato, la cantidad y su presentación, e influir notablemente en la cuantía y la calidad de la ingesta.